A partir de ahí se desvaneció el fantasma de que la tecnología rusa había caído a su más bajo nivel después de la desintegración de la URSS y E.U. tuvo que replantear sus relaciones y sus planes.
Y es que, pese a que tuvieron que enfrentar muchísimos problemas desde Gorbachov hasta Putin, pasando por el alcohólico Yeltsin, Rusia, sin las repúblicas satélites, sigue siento el país más grande en territorio del planeta y con las reservas petrolíferas, de gas natural y de agua líquida más grandes del mundo, a tal punto que, Europa entera depende de ellos para no congelarse en invierno.
El año pasado vimos con optimismo como ante la crisis estadounidense, este país firmó un convenio para usar por cinco años las naves Soyus rusas para continuar su programa espacial. ¡La era de la cooperación entre los antiguos enemigos, pensamos!
Ahora bien, testigos hemos sido de los esfuerzos que, desde los tiempos de Reagan se han hecho entre E.U. y su potencia rival para el desarme nuclear y para el entendimiento que garantice un mundo sin la amenaza de una nueva guerra de exterminio universal.
No obstante, en este proceso, Estados Unidos ha recibido, pero no ha dado.Su acción a implicado seguir intentando ampliar a la OTAN y revivir la idea del escudo antimisiles
La recientemente aprobada por E.U. Acta Magnitski,restringe severamente la entrada a ese país a funcionarios rusos.
Ante esto, la primera reacción de Rusia fue prohibir la adopción de huérfanos de su país por parte de parejas estadounidenses. Pero no queda allí: han anunciado restringir el ingreso de ciudadanos y funcionarios estadounidenses a Rusia y hasta el posible embargo de inversiones y operaciones bancarias de Estados Unidos en su territorio.
Lo grave es que esas leyes- según opinión de expertos- afectarán al diálogo sobre relevantes asuntos internacionales, como Afganistán, la nueva iniciativa de defensa antimisiles, el conflicto en Siria y sanciones contra Irán.
¿Estamos ante el reinicio de la Guerra Fría?
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