Cartel de movimientos sociales chilenos que recibió a los europeos. |
Se encontraron con un grupo de países reacios a solucionarles la crisis económica.
Como bien lo expresó Rajoy, los países europeos han venido a buscar a América Latina una tabla de salvación para el naufragio de sus economías : "En España vemos con alegría como Chile sigue destacando como país que crece y que es garante de la estabilidad política y de la seguridad de las relaciones económicas"
Sin embargo, Europa logró a medias su objetivo y decimos a medias porque frente al malinchismo chileno se enfrentaron países como Bolivia, Venezuela, Ecuador, Argentina, quienes se opusieron enérgicamente a que Latinoamérica financie la recuperación de los grupos financieros especuladores europeos.
Bolivia se expresó consecuentemente con esa idea : "Bolivia ha planteado antes de que se llegue a un consenso, que es un país soberano, que tomará sus propias decisiones y que no aceptamos firmar un documento donde se establezca garantía alguna para una inversión extranjera y privada. Las inversiones que vengan a Bolivia tienen que someterse a las reglas del juego establecidas con claridad en la constitución política del estado".
Ecuador se expresó de la misma manera indicando a la prensa que "no estamos dispuestos a cargar con parte de la deuda europea".
Movimientos sociales como los de Brasil y Chile, expresaron su repudio ante una Europa en crisis que "busca en esta región más explotación de los recursos naturales y de la fuerza de trabajo para paliar su crisis financiera"
El acuerdo final unifica de manera vaga, débil y muy general, las posiciones de las naciones latinoamericanas que en su gran mayoría rechaza más de las mismas recetas neoliberales que han llevado a la ruina a decenas de países.
Así que los grupos financieros europeos regresaron con menos de la mitad de lo que esperaban a su devastado continente y con el amargo sabor de haberse encontrado con una América Latina unida, muy diferente a la que hallaron hace quinientos años, nada dispuesta a entregar el oro a cambio de vidrios de colores...
Como bien lo expresó Rajoy, los países europeos han venido a buscar a América Latina una tabla de salvación para el naufragio de sus economías : "En España vemos con alegría como Chile sigue destacando como país que crece y que es garante de la estabilidad política y de la seguridad de las relaciones económicas"
Sin embargo, Europa logró a medias su objetivo y decimos a medias porque frente al malinchismo chileno se enfrentaron países como Bolivia, Venezuela, Ecuador, Argentina, quienes se opusieron enérgicamente a que Latinoamérica financie la recuperación de los grupos financieros especuladores europeos.
Bolivia se expresó consecuentemente con esa idea : "Bolivia ha planteado antes de que se llegue a un consenso, que es un país soberano, que tomará sus propias decisiones y que no aceptamos firmar un documento donde se establezca garantía alguna para una inversión extranjera y privada. Las inversiones que vengan a Bolivia tienen que someterse a las reglas del juego establecidas con claridad en la constitución política del estado".
Ecuador se expresó de la misma manera indicando a la prensa que "no estamos dispuestos a cargar con parte de la deuda europea".
Movimientos sociales como los de Brasil y Chile, expresaron su repudio ante una Europa en crisis que "busca en esta región más explotación de los recursos naturales y de la fuerza de trabajo para paliar su crisis financiera"
El acuerdo final unifica de manera vaga, débil y muy general, las posiciones de las naciones latinoamericanas que en su gran mayoría rechaza más de las mismas recetas neoliberales que han llevado a la ruina a decenas de países.
Así que los grupos financieros europeos regresaron con menos de la mitad de lo que esperaban a su devastado continente y con el amargo sabor de haberse encontrado con una América Latina unida, muy diferente a la que hallaron hace quinientos años, nada dispuesta a entregar el oro a cambio de vidrios de colores...
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