Por Eduardo Zúñiga Grupo Roncahuita San José, 15 de julio de 2014.-
Pues proponer privatizar el agua, la energía eléctrica, la importación y distribución de combustible, dolarizar la economía, privatizar la medicina, todos los seguros, la educación y privatizar, privatizar y privatizar… Fiel a su ideología, no puede proponer otra cosa.
No he conocido a un politiquero que de manera tan calculadora en campaña electoral, haya modificado tantas veces su discurso con el fin exclusivo de cazar votos. Para bien de Costa Rica, el pueblo en las urnas lo hizo morder el polvo y le redujo drásticamente su representación en el congreso. ¿Es que quién le cree? Bueno parece que todavía le quedan algunos seguidores. Ahora, como diputado vuelve a acomodarse en su desprestigiada ideología liberal ortodoxa que tiene al mundo en franco colapso económico.
Ahora abandonó su discurso "social cristiano", con el que finalmente se presentó en los últimos debates televisados en los que solo le faltó declararse izquierdista. Ahora ya no importa, ya es diputado. Vivirá cuatro años más de la política que es lo que a fin de cuentas pareciera importarle, está muy cómodo en su curul mientras miembros de su partido van a juicio por presunta estafa contra el TSE. Ahora a proponer privatizaciones y a obstaculizar con mociones de mociones todo proyecto de ley que busque el progreso social, que pretenda parar la venta de las riquezas del país. Esa es su segunda meta: obstaculizar, obstaculizar y obstaculizar toda iniciativa que favorezca al pueblo y perjudique al capital. Quizá es consciente de que, probablemente, hasta aquí le llegó la cuerda y que es su última oportunidad. Porque si el pueblo redujo a cuatro sus diputados, fracción de la que forma parte por haberse reservado el primer lugar en la papeleta, es de esperar que en las próximas elecciones, en las que será nuevamente candidato, el pueblo lo reducirá a cero.
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