Los recientes acontecimientos en relación con el relevante caso de nuestra Defensora de los Habitantes, me han hecho reflexionar respecto ya no a la corrupción, que por todos es sabido que se ha venido entronizando como elemento esencial para la supervivencia de nuestro sistema político.
Sin entrar a considerar si es cierta o no una grabación divulgada en YouTube, en la que supuestamente la señora Taitelbaum ofrece una pensión por invalidez a una humilde mujer muy enferma, me hizo pensar que esa ha sido una práctica común en los partidos políticos tradicionales. Es casi un principio ideológico de esas organizaciones electoreras : la miseria, la pobreza se han tornado en elementos básicos e indispensables para sostenerse en el poder.
Y es que a la par de la pobreza va la desinformación y la ignorancia del ciudadano humilde quien, ante las difícultades que le presentan los trámites engorrosos para solicitar lo que muchas veces no sabe que es un derecho como, por ejemplo, una pensión por invalidez, ven con buenos ojos la "ayuda" de algún político y agradecidos-cuando no debieran estarlo- comprometen su voto o facilitan sus datos personales y firman un documento para un negocio irregular que beneficiará solo al político.
Para esos miserables canallas de oficio, lucrar con la miseria es una práctica "normal" y natural de su cargo en la administración pública.
Muchos hemos sido testigos de candidatos a diputados o a alcaldes que llegan a las comunidades pobres con cargamentos de bloques de concreto o láminas de techo, piezas de madera, "diarios" de comida, ofrecimientos de puestos humildes, pensiones del régimen no contributivo y mil supuestas dádivas, que los ciudadanos humildes ignoran que no salen de sus bolsillos, sino del presupuesto nacional, que ignoran que un techo digno, un puesto de trabajo una pensión o una beca de estudios son derechos y que no tienen porqué agradecércelos a un politiquero y mucho menos recibirlo como a un benefactor de su comunidad con fuegos artificiales, almuerzos, bombos y platillos porque no merecen ni el más mínimo respeto.Ni siquiera el saludo.
No hay en la vida nada que me ponga más triste que ser testigo del dolor y el sufrimiento humano. Y no hay nada que me indigne más que ver a un político o a quien sea lucrar, beneficiarse con la miseria.
Es que se trata de una acción perversa, de las más odiosas, más grave que el mayor delito imaginable porque condena al abandono, degrada, reduce a la indignidad, menosprecia a seres humanos que son víctimas de un sistema político también perverso que los esclaviza para perpetuar la riqueza de quienes ejercen legal, pero inmerecidamente el poder porque no representan al pueblo, aunque éste, engañado los haya elegido.
Aprovecharse de la miseria para el beneficio personal es una acción, en fin, que convierte a quien la practica en un ser sucio, malévolo, insensible, degradado a la más vil, infame y despreciable condición humana.
EDUARDO ZÚÑIGA
GRUPO RONCAHUITA
Roncahuita: lo invito a ver mi blog sobre el descubrimiento genético que permite a las flores no marchitarse pronto.
ResponderEliminarAdelante con la lucha, siempre con voluntad solidaria y firme.