Hace varios años, al salir de una función en la antigua sala de la CNT,esperé para saludar a unos amigos y amigas que actuaban en la obra.Con ellos salió una actriz que no era tan amiga y que cerraba con su actuación la obra. Le dije: "Qué bien estuviste en el final" y ella contestó molesta: "En toda la obra estuve bien" y siguió su camino.
Esto lo cito porque me sugirieron escribir algo sobre el rechazo violento y grosero que mucha gente de teatro hace frente a la crítica, ya sea ésta profesional o del espectador común.
Yo mismo fui blanco el año pasado (por rebote) de una carta llena de conceptos viles, rastreros (para llamarlos de algún modo) por parte de una dramaturga y directora de teatro a quien un compañero del Grupo Roncahuita criticara negativamente en un comentario en en el sitio virtual La Huella del Ojo.
Y es que en mi experiencia en el trabajo teatral lo experimenté un número incontable de veces. Siempre les dije a los actores que trabajaban conmigo que pensaran en lo que decía el crítico, en lo que podría haber de objetivo o subjetivo, que revisaran si tenía o no razón y que se quedaran con aquello que les podía hacer crecer en su profesión.Que no había por qué enojarse con el crítico, sino hacer también autocrítica (a mí también me había tomado tiempo aprenderlo).
Porque muchas veces, hasta en ensayos, más de un actor me rechazó una observación negativa a su trabajo con sinrazones.
Un gran número de actores y actrices salen de una escuela de teatro y piensan que ya no tienen que estudiar más… y eso no es válido en ninguna profesión. ¿Confiarían hoy en un cirujano que se graduó en 1990 y no volvió a estudiar y actualizarse? Bueno, yo no.
(Claro, hay excepciones y varias por cierto, mi recuerdo más viejo de una actriz que no paraba de prepararse, de capacitarse es el de Olga Zúñiga, quien lamentablemente falleciera en un accidente de tránsito, y que llegó a alcanzar niveles maravillosos en la actuación. Me hice amigo suyo precisamente cuando fue compañera en un entrenamiento con un médico foniatra en el Hospital México)
(Claro, hay excepciones y varias por cierto, mi recuerdo más viejo de una actriz que no paraba de prepararse, de capacitarse es el de Olga Zúñiga, quien lamentablemente falleciera en un accidente de tránsito, y que llegó a alcanzar niveles maravillosos en la actuación. Me hice amigo suyo precisamente cuando fue compañera en un entrenamiento con un médico foniatra en el Hospital México)
Solo los amigos actores y actrices-amigos, repito- me hacían caso y en más de una ocasión me lo han agradecido…esos siguieron creciendo, no solo porque atendieron mis observaciones, sino porque aprendieron a recibir la crítica y sacar provecho de ella. Confieso que a veces he sido hasta cruel al hacer observaciones al trabajo de algunos actores amigos, ésto lo pueden corroborar actores como Eloy Mora, José Arceyut y Carmen Chinchilla, solo para citar tres ejemplos y no son mis enemigos ahora, todo lo contrario.
Por razones comprensibles alguien definió al actor (o actriz) costarricense como "Persona especialmente capacitada para recibir elogios" Hay que combatir eso por el bien de nuestro teatro (y de nuestro cine).
EZ / GRUPO RONCAHUITA