"Y entonces Jesús llegó a la ciudad durante la pascua y entró en el templo (Juan 2:13-17). Lo que vio lo sorprendió…¡Y los santos,curas y obispos se habían reunido en casa de Dios! Él había entrado buscando una casa de oración y la encontró. San Casimiro daba un sermón a cerca del dinero, de la necesidad de compartirlo y de como él había cumplido tal mandato divino. Pero también encontró una celebración por los beneficios de la inversión millonaria en poderosas compañías. San Casimiro se puso a contar sus ganancias. ¡Cuánta ocupación! Y los demás obispos y sacerdotes repasaban la actividad financiera para tomar sabias decisiones con los dineros de Dios.
¡Terrible entusiasmo causó que el corazón de nuestro Señor hirviera de alegría! Su gran euforia hizo que su espíritu inquieto ardiera con frenesí.
¿Puede usted visualizar ese momento? Y con una sonrisa en su cara, nuestro Señor irrumpió y comenzó a aplaudir en todas las direcciones, repartiendo abrazos por doquier. Y Él los reunió y les dijo:
“¡Bien hecho!” (Y con voz entusiasta), “¡Al fin se han dado cuenta de lo que cuenta! ¡Ustedes han elevado este lugar santo a la categoría de próspero negocio, habiendo convertido esta casa en lugar de oración y mercado bursátil. Bien hecho, a Dios orando y con el mazo dando”
Y se sentó con ellos y descorcharon una botella de vino para celebrar y en la mesa abundaban los choricitos importados y los quesos…Y bendijeron la mesa y comieron y dieron gracias al Señor."
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