A tantos años ya de la caída de las Torres Gemelas y existiendo en este momento una discusión a cerca de la construcción de una mezquita en las cercanías, que ha llevado a estadounidenses a la disyuntiva de respetar preceptos constitucionales o de que prevalezcan resentimientos, odios y discriminación, es inevitable pensar en todo esto.
No podemos por ningún motivo defender ningún acto terrorista por aberrante, por violento, por irracional, por someter a tantos inocentes al sufrimiento y a la muerte. Pero no podemos tampoco olvidar que lo de ese once de setiembre, en alguna medida se lo buscó Estados Unidos: ¿Quién bombardeó con armas nucleares Hiroshima y Nagasaki? ¿Quién usó el terrible napalm en Vietnam? ¿Quién financió y entrenó a los escuadrones de la muerte en latinoamérica? ¿Quién le dio tecnología para fabricación de armas químicas a Sadam Husein? ¿Quién respaldó la Operación Cóndor de los militares genocidas en suramérica? ¿Quién ha apoyado la masacre de Israel contra los palestinos?
Y en todos esos casos, se ha aplicado terror, genocidio, muerte, desapariciones... En todos esos casos murieron o siguen muriendo víctimas inocentes. Todos esos casos representan acontecimientos tanto o más traumáticos para esos pueblos, que el ataque al Centro Mundial del Comercio para los estadounidenses.
Es muy triste, inaceptable, detestable, sí, que tantos norteamericanos sufrieran ese once de setiembre las consecuencias del terrorismo de estado que por décadas ha aplicado su propio país.
El gobierno engañó a su pueblo: les hizo creer que E.U. era intocable. Por fin entendieron que "Superman" era una historieta de ficción. Lo que parece que no han entendido aún es que Al Qaeda y Bin Laden, son una partida de novatos cuando se les compara con la CIA.
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