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jueves, 28 de abril de 2011

La Iglesia Católica no tiene plata...

Obispos costarricenses.










El sitio virtual amigo http://www.laletramenuda.com/, hace una interesante denuncia en relación al hecho de haber cubierto de carteles publicitarios la recién restaurada Iglesia de la Merced. Le hemos dado toda la razón...Es como si aduciendo que tiene bajo presupuesto, el Ministerio de Cultura cubriera con vallas publicitarias los muros y paredes del Teatro Nacional o mejor: como si el municipio parisino colgara carteles publicitarios en la Torre Eiffel...
Dice nuestro amigo de "letra menuda" que ante su consulta argumentaron la ausencia de presupuesto para darle mantenimiento.
Ante ésto, nos permitimos reproducir un artículo aparecido en el Diario La Nación de Costa Rica el año pasado que habla por si sólo de la situación financiera de la Iglesia Católica Costarricense:
Conferencia Episcopal invirtió $81 millones en Grupo Sama


Un informe de la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef) –en poder del OIJ– señala que la Conferencia Episcopal invirtió 81,2 millones de dólares en el Grupo Sama Internacional, así como $43.900 en el Banco Uno (en la actualidad Banco City).
Fiscalía investiga inversiones de empleadas en la Iglesia Católica.
Según documentos en poder de este diario, la Iglesia Católica posee al menos el 24% del paquete accionario de Grupo Sama.
Aunque se intentó conversar con personeros de ese conglomerado sobre las inversiones, el director corporativo, Gerardo Matamoros, informó que, de acuerdo con el artículo 108 de la Ley Reguladora del Mercado de Valores, existen limitaciones para suministrar información sobre cuentas de sus clientes.
Por eso no confirmó la validez del dato. “Esta oficina (Delitos Económicos del OIJ) no tuvo los documentos que dan respaldo a las inversiones de la Conferencia Episcopal de Costa Rica”, explicaron los auditores en el informe enviado al fiscal Miguel Navarro.
El representante de la Fiscalía también solicitó al OIJ determinar si los estados financieros de la Conferencia “arrojan montos que no poseen respaldos en cuanto a captación”.
Los auditores respondieron que, de la evidencia secuestrada mediante los allanamientos, no fue posible verificar ese punto de la solicitud.
Danza de millones.
La Fiscalía había pedido al OIJ identificar a los 30 mayores donantes (entre 1992 y diciembre del 2008 se registraron 3.428 donaciones por ¢11.712 millones), así como determinar el destino de esos aportes económicos.
Los investigadores del OIJ también concluyeron que no existen documentos que respalden el destino del dinero donado por empresas privadas a la Asociación para la Conservación de Templos Católicos. Como parte del estudio, el OIJ reunió los nombres de los mayores donantes entre el 2000 y el 2008.
Ese grupo de empresas privadas, entre estas una compañía guanacasteca que aportó ¢244 millones, entregaron a la Iglesia, entre enero del 2000 y marzo del 2008, ¢2.881 millones.

La Fundación para la Reconstrucción de la Catedral Metropolitana y otros templos reportaron, según el OIJ, inversiones a corto plazo en el Banco Nacional por ¢3.580 millones.
“Aún cuando en ese documento se indica que el saldo de las inversiones fue por el monto antes indicado, esta Sección no tuvo los documentos que la respaldan y por eso no puede garantizar que esa sea la realidad de sus inversiones”, apuntaron los auditores del OIJ.

Gobierno aporta a la Iglesia Católica ¢332 millones.

Por si fuera poco, el estado costarricense ha aumentado en los últimos años en un 450% su aporte anual a la Iglesia Católica...

¿Necesitan dinero para mantener la Iglesia de la Merced?  Respondan ustedes, amigos lectores.

2 comentarios:

  1. Gracias por la publicación. Un excelente complemento a la denuncia planteada por La letra menuda. ¡Saludos!

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  2. Gracias a ustedes por hacer una denuncia indispensable que ayuda a crear transparencia en la verdad y contribuye a desengañar a todos los que se tragan el cuento de esa institución religiosa a cerca de la "caridad" y que tiene la obligación moral de ser digna y honesta y representar efectivamente los intereses y las necesidades de los cristianos de buena fe, que no saben que son dóciles seguidores de poco menos que una transnacional y que renunció hace siglos a la convicción de que no se puede "convertir el templo en cueva de...", como dice el evangelio que predican.

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